Parkinson, ¿dónde empieza?
El Parkinson es una de las grandes patologías neurológicas que afectan a la humanidad. Se sigue considerando una patología motora, que ya en 1912 Lewy cuando describió por vez primera los denominados síntomas no motores. Pero hay una realidad: la mayoría reconoce que estamos ante un cuadro neurológico motor. Y, que los síntomas motores han proporcionado en fases iniciales y circunstancialmente las mejores referencias.
El comienzo
El interés sobre los aspectos no motores para muchos lectores será novedoso. Y precisamente por eso, los síntomas no motores resultan ser prodrómicos y muy intensos. Y es una pena que estos síntomas sean a veces muy iniciales.
¿Cuáles?
Alteraciones en la capacidad de oler (anosmia), alteraciones del sueño (especialmente en la fase REM), depresión y alteración del estado de ánimo, sobrepeso e incremento de la masa corporal grasa, estreñimiento y progresando con la edad en muchas ocasiones que siguen avanzando incontinencia urinaria, hipotensión ortostática, somnolencia diurna llegando a la demencia.
¿Cómo se conoce?
El Parkinson se define como un déficit en las vías dopaminérgicas y por lo tanto necesitamos tratamientos dopaminérgicos que, aunque dan resultados, generan también efectos secundarios. Es la yatrogenia de los tratamientos dopaminérgicos.
El grupo de Braak
Los estudios del grupo de Braak han defendido que, el Parkinson, es una patología no sólo neurológica, sino tener un carácter multisistémico. Esta propuesta afectaba fundamentalmente al sistema nervioso parasimpático entre los cuales, el sistema dopaminérgico nigroestriado, lo que ha llevado al denominado concepto “complejo Parkinsoniano” como una patología que inicialmente originan un conjunto e síntomas que van invadiendo sintomatologías.
Esta hipótesis de Braak (los síntomas no motores del Parkinson) comienzan a ocupar el plano adecuado. Todos estos síntomas generan una calidad de vida negativa. Las lesiones premotoras, por ejemplo, están presentes hasta que alcanzan los reconocidos hasta ahora como síntomas clásicos: temblor o rigidez.
Todos estos trastornos no pueden quedar olvidados.
El diagnostico precoz
En el Parkinson, y con la hipótesis del grupo de Braak, los síntomas aparecerían inicialmente en las células enterocromafines. Células con depósitos de alfa-sinucleina que a través del nervio vago y se llega al núcleo dorsal del vago y que van progresando hasta la amígdala del hipocampo y el tálamo.
Un diagnóstico precoz tendría la responsabilidad de estudiar el tubo digestivo, el nervio vago y el núcleo dorsal del vago.
Dedicaremos una parte intensa a la gran cantidad de procesos no motores que existen dentro del Parkinson.