Perimenopausia
Hoy día la mitad de la vida de una mujer se vive en perimenopuasia y menopausia. La prolongación de la esperanza de vida lo consigue, y vivir en este estatus supone la necesidad de adaptarse a los cambios fisiológicos que se producen resultado de la caída de la función ovárica.
Con pérdida de fertilidad (de deja de ovular), la caía de producción hormonal de estrógenos y progesterona. Todo ello crea un conjunto de síntomas denominados síndrome climatérico (cambios en piel y mucosas con sequedad, perdida de elasticidad, sofocos especialmente nocturnos, cambios ritmo del sueño, aumento de peso y distribución de masa grasa anómala, cambios de carácter con tendencia a irritación o crispación) junto a alteraciones no inicialmente visibles y generadoras de auténticos problemas: tendencia a cardiopatías, osteopenia y osteoporosis, riesgo vascular.
A ello se debe sumar aspectos vinculados a cambios en la vida sentimental, ya sea de pareja (han pasado quizá 25 años de convivencia y el mundo comienza a verse de manera diferente, los hijos crecen y pueden abandonar el hogar (síndrome del nido vacío). Son por lo tanto cambios globales, no sólo físicos que plantean un reto.
Este reto debe afrontarse con un replanteamiento en el tono de la vida: la necesidad de independencia o unas nuevas reglas con la pareja, hacer ejercicio físico y nutrirse adecuadamente, establecer una política junto a sus médicos de anticipación y prevención, ya sea con suplementos inicialmente o con el uso de la terapia hormonal sustitutiva realizada de forma coherente, protegida y segura serán obligatorias.
La dejadez en esta época; desdeñar todo un conjunto de acciones de prevención pueden ser fatales en un corto período de tiempo. Explicaremos en el plano de divulgación lo que supone este período de tiempo los cambios que se generan y el conjunto básico de acciones que deben realizarse siempre dese la prevención y precaución.